Teníamos una buena excusa y nos fuimos a conocer Santiago, no es la primera vez que visitamos la ciudad, pero en esta ocasión quisimos pasar un tiempo con calma, recorrer sus calles, disfrutar de sus restaurantes, de su ambiente... de sus museos. Por supuesto que en dos días no nos ha dado tiempo a ver todo, pero lo pasamos muy bien, comimos estupendamente y desconectamos del trajín diario.
De los dos días, uno fue soleado y el otro amaneció nublado y lluvioso.
Pocos madrugadores estábamos el sabado por las calles del centro.
Iglesia de San Fructuoso
Soportal del Pazo de Raxoi, en la plaza del Obradoiro.
Algunas cafeterías son como museos.
El domingo antes de marcharnos lucía el sol, aunque el viento frío no invitaba a quedarse demasiado tiempo parado. Desde el parque de la Alameda hay unas vistas muy bonitas de la ciudad con las torres de la Catedral de protagonistas, para esta foto necesitaba un voluntario que me hiciera de modelo, miré a mi mujer de reojo pero no le ví con cara de pose, más bien de frío. Menos mal que un espontáneo se colocó enseguida en el sitio y me pude llevar la foto que quería.
