Parece ser que en la Catedral de Toledo estaban proyectadas dos torres (posiblemente gemelas). Sólo se construyó una y según los datos que he leído, tiene noventa y dos metros de altura. En su mayoría, mantiene la forma cuadrada que arranca desde la base y que le da un aspecto robusto, da la sensación de poder soportar en pie todos los siglos que le echen encima. El último tramo es un cuerpo octogonal decorado con pináculos y arbotantes, es la guinda del pastel, la pieza de buen gusto que la hace inconfundible.
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